El niño (resumen) Montessori

Como en otras ocasiones, voy a hacer un resumen / guía de uno de los libros de Montessori que más me han gustado, aunque también es de los que más me ha costado leer ¿por qué? Porque en él hay muchas “anécdotas” que coinciden con las del libro “El método de la pedagogía científica” (el castigo y la cruz, el silencio…) (sobre todo en la segunda parte del libro) y por las constantes referencias al psicoanálisis y a la biblia. Creo que es un libro muy interesante y que sienta muchas bases del método, pero que hay que leer teniendo en cuenta los datos y estudios que tenemos hoy en día (sobre todo en cuanto al psicoanálisis).
Si ya habéis leído “La mente absorbente”, veréis que muchos temas coinciden, ya que es la ampliación o anexos de “El niño”.


1.El siglo del niño
Este primer capítulo, trata sobre el psicoanálisis de Freud y cómo no está de acuerdo con algunas cosas, ya que no se trata de estudiar su infancia (como hacía el psicoanálisis) sino de observar e investigar la vida humana, tener en cuenta al niño psíquico y toda la vida desde el nacimiento (no una vez es adulto). Es el tratamiento desde la normalidad (no enfermedad) y como evitar los obstáculos y los conflictos y por lo tanto sus consecuencias.

2. “El acusado”
Se acusa al adulto de los problemas del niño pero hay que buscar los errores que este comente de manera inconsciente ya que son los que llevan al perfeccionamiento.
Para educar al niño de manera distinta y salvarlos de sus conflictos con su vida psíquica, necesitaremos:
-lo primero (y del cual depende todo) modificar al adulto y tener en cuenta el  alma del niño (yo lo interpreto como la parte emocional) ya que es el elemento para el progreso moral de la humanidad.
-El adulto que no ha comprendido al niño y al adolescente, se encuentra siempre en lucha con ellos, su visión sobre ellos es errónea, lo que le impide “ver” al niño.
-Una vez el adulto comprenda “el error” que se comete con los niños, necesitará corregir su conciencia porque verá intolerable la debilidad y el sufrimiento que ha resistido tanto tiempo.
Antes, había una visión empirista hacia el niño, no se le comprendía. Se pensaba que era “un ser vacío que el adulto debe llenar con los propios esfuerzos; como un ser inerte e incapaz para el cual el adulto todo lo debe de hacer; como un ser sin guía interior, que el adulto debe guiar desde el exterior.” El adulto se consideraba el CREADOR del niño, era el que consideraba el bien y el mal, y de esta forma, inconscientemente anulaba su personalidad.

3. Intermedio biológico
Antes de la aparición del microscopio se pensaba que preexistía la forma en el embrión. El ser que nace no es solamente un cuerpo material, lleva en sí funciones psíquicas latentes con instintos. Pero nos diferenciamos de los animales en que no estamos movidos por instintos fijos y determinados, sino que tenemos libertad de acción que exige una elaboración especial, es casi una creación dejada al desarrollo de cada individuo, imprevista, delicadísima, difícil y oculta. El niño se va construyendo a sí mismo.

4. El recién nacido
Al nacer se pasa de un ambiente natural a uno supernatural, civilizado.
Se deja descansar a la madre y no al bebé, el cual pasa de un medio húmedo, sin luz, sin ruido, con una temperatura constante a un mundo ruidoso, es manejado por la manos insensibles de los adultos, rozado con paños rugosos… A veces los padres no se atreven a cogerlos y confían al bebé a “manos expertas”.
No es necesario vestir al recién nacido ni en los primeros momentos, ni en los primeros meses, debería de permanecer desnudo. El niño necesita ser calentado por un ambiente templado y no por los vestidos.
“Falta todavía por doquier la nobleza de conciencia necesaria para acoger dignamente al hombre que nace.”
Debemos de cambiar la actitud ante el recién nacido. Los ricos colocan al niño en cunas, les colocan ropas de encaje… Sin tener en cuenta al niño psíquico. El verdadero lujo para un recién nacido sería un lugar donde se moderara la luz y el ruido, con una temperatura ideal. Donde fuera movido con sostenedores ligeros y elásticos con delicadeza y lentitud en posición horizontal.
El sentimiento que se debe de tener hacia el recién nacido, no es compasión como la que se tiene por un enfermo, sino la veneración por el misterio de la creación.
Los adultos experimentamos un instinto de defensa y avaricia contra el niño: protegemos cosas que poseemos aunque no valgan nada, tenemos cuidado de que no estropee nada, no ensucie, no fastidie…

5. Los instintos naturales
Los animales mamíferos cuidan a sus recién nacidos separándolos del resto cuando están en libertad, pero en cambio, en estado doméstico (como en un zoo) llegan a matar a sus crías.
El recién nacido debe de ser cuidado en sus primeros contactos con el ambiente exterior (como hacen los animales con sus crías).
No sólo hay que cuidar el cuerpo físico, también el psíquico con amor y cuidados delicados, así conseguiremos que nazca espiritualmente.

6. El embrión espiritual
La palabra encarnación se refiere a los hechos psíquicos y fisiológicos del crecimiento, a la energía que anima al cuerpo a dar carne a sus miembros, a los órganos de la articulación… Así se encarnará el hombre.
Se pensaba que el adulto era el que animaba al niño con sus cuidados y ayuda, siendo el niño pasivo, el adulto hacía desde fuera el trabajo como si fuera un Dios.
Es el niño el que debe elaborar y construir su vida psíquica, igual que el embrión físico necesita un ambiente para desarrollarse (el seno materno), el embrión espiritual necesita ser protegido con un ambiente animado, cálido y amoroso, abundante de alimentos, acogedor y con nada que obstaculice su desarrollo. Al hombre lo construye el niño, no sus padres.
“El hombre ha sido construido por el niño, éste es el padre del hombre”
“El esfuerzo oculto de la infancia debe considerarse sagrado (…) porque en este periodo de formación se determina la personalidad futura del individuo.”

7. Las delicadas construcciones psíquicas
Este capítulo me parece de especial importancia porque trata sobre un tema que me parece básico: los periodos sensitivos.
En el niño existe una predisposición, una actitud creadora, la energía potencial para construir su mundo psíquico.
Los periodos sensitivos son sensibilidades especiales que se encuentran en la infancia, son pasajeros y se limitan a la adquisición de un carácter determinado. Una vez desarrollado este carácter, cesa la actividad correspondiente. Si no se aprovecha, se pierde la ocasión de una conquista natural y además, se pierde para siempre.
Cuando desaparece el periodo sensitivo, las conquistas intelectuales son debidas al esfuerzo, la fatiga y es entonces cuando nace el cansancio del trabajo.
Si el niño encuentra algún obstáculo durante la época sensitiva, el niño sufre un trastorno.
Cuando el niño presenta reacciones dolorosas o violentas que impiden su actividad y que ignoramos sus causas, las llamamos caprichos, pero estos, los juzgamos sin conocer las causas.
En los periodos sensitivos también hay caprichos, que son expresiones externas de necesidades insatisfechas, pero que cuando se comprenden y satisfacen, desaparecen y aparece la calma.
Son las sensibilidades interiores las que guían la elección del niño, haciéndolo sensible para algunas cosas e indiferente para otras. Los niños se aprovechan de esos periodos para su crecimiento, es cuando se efectúan sus adquisiciones psíquicas.
El adulto no ayuda al niño en estos periodos porque ni siquiera conoce el milagro que se está produciendo.
¿Qué se puede hacer?
Tratar al niño de una nueva manera, no solo tener en cuenta sus cuidados higiénicos sino también los psíquicos, por lo que es necesario:
-Seguir al niño.
-No hay que ayudarlo a construirse (esto lo hace él solo)
-Respetar con delicadeza sus manifestaciones.
-Facilitarle los medios necesarios para construirse.
¿Cómo podemos facilitarle medios al bebé?
El niño, que permanece acostado,  debería adquirir sus primeras impresiones sensitivas del ambiente, pero lo único que ve es el techo o la cubierta de un cochecito, pero es con la vista con lo que recogerá sus primeras impresiones. No debemos solucionarlo, atando objetos en suspensión encima de él para entretenerlo, podemos colocarlo en un jardín y que pueda seguir las ondulaciones de las ramas en flor, las flores, los pájaros…
“Es necesario que por mucho tiempo sean los mismos lugares los que sirvan de exploración al niño, pues viendo constantemente las mismas cosas, aprende a reconocerlas y a encontrarlas en su lugar respectivo”.

8. El orden
El periodo sensitivo del orden abarca desde el final del primer año hasta el segundo.  En este periodo, los niños muestran un  amor característico por el orden, lo necesitan en las cosas externas, no pueden vivir en el desorden, este les trastorna y les hace sufrir.
El orden de las cosas significa conocer la colocación de los objetos en el ambiente, recordar el lugar correspondiente a cada uno, y esto les permite orientarse.
La sensibilidad al orden existe en 2 aspectos:
-exterior: entre el niño y el ambiente.
-interno (orientación interior): que da sentido a las partes del cuerpo que actúan en los movimientos y en sus posiciones efectuadas conscientemente.

9. La inteligencia
Antes se pensaba que la inteligencia se formaba desde el exterior (visión empirista) y que por lo tanto el adulto tenía un papel primordial. El niño era un ser pasivo que necesitaba estimulación.
En el método Montessori, el ambiente tiene una importancia central pero es el niño activo el que elige sus imágenes por sus sentidos, por un impulso interior.
Si hasta el año se interesa por el ambiente y los colores brillantes, durante el segundo año se interesa por las cosas pequeñas, casi invisibles.
El adulto pensaba que al niño le atraían solamente los objetos vistosos, los colores llamativos, sonidos estridentes… Pero estos solo distraen su atención, si realmente observamos al niño, este se interesa por cosas pequeñas sin interés evidente.
“El niño ve los detalles ínfimos y reales de las cosas, y, en consecuencia, debe formarse una idea de inferioridad de nosotros, que vemos en las imágenes nuestras síntesis mentales, inaccesibles para él; debe considerarnos como incapaces, como gentes que no saben observar.”
Por otro lado, siempre existe una causa ante una manifestación del niño (ante los caprichos…)  los debemos resolver  como su fuéramos un investigador, no un dominador ciego y tiránico.

10. Los conflictos en el camino del desarrollo
Cuando el niño comienza a actuar, tocar, andar… Se crea un conflicto con el adulto, en el cual, a pesar del amor que le tiene, se desarrolla un instinto de defensa contra el niño. El adulto que lo hace de manera inconsciente, reprime los actos del niño con la excusa de “aprender buenas costumbres” o de dormir al niño.
El niño debe dormir cuando tiene sueño y despertarse cuando termine y levantarse cuando le apetezca. El sueño no debe ser impuesto.
Se deben abolir las cunas en los niños que ya se mueven porque son como jaulas para prisioneros. Lo ideal sería un colchón muy bajo para que el niño pueda entrar y salir a voluntad, pueda irse a la cama solo y levantarse espontáneamente sin despertar a nadie.
El adulto en vez de ir contra sus necesidades, debería comprenderlas para preparar el ambiente adecuado.

11. Andar
Cuando el niño empieza a andar, los adultos lo obstaculizan (con el parque, el coche…) creyendo que así lo protegen. El adulto es el que debe adaptarse al ritmo del niño, este puede andar por diferentes terrenos, subir y bajar escaleras… pero con una finalidad diferente a la nuestra, no lo hacen para llegar a una meta, sino para desarrollar sus propias funciones.
La mejor ayuda que puede prestarle el adulto es renunciar a su ritmo y a sus fines.

12. La mano
El lenguaje y el movimiento de la mano son 2 características de la inteligencia humana.
El avance de la mano debería ser objeto de admiración y en cambio el adulto se defiende para que el niño “no toque” los objetos que no tienen valor alguno, las casas no están pensadas para los niños y estos necesitan tocar. El niño no se mueve de manera desordenada, sino que hace continuos experimentos espontáneos que imitan lo que han visto hacer en los adultos (como las actividades para la vida práctica).
De los 18 a los 36 meses, realizan acciones sin una finalidad clara, un fin que no entienden los adultos (como tapar y destapar objetos). Es interesante proporcionarle objetos a su tamaño para desarrollar sus movimientos.

13. El ritmo
“El adulto que no ha comprendido todavía la actividad de la mano infantil como una necesidad vital, y no reconoce en ella la primera manifestación de un instinto de trabajo, impide el desarrollo del niño”.
El niño lleva un ritmo diferente al adulto, es más lento. El adulto que sólo ve el fin de sus actos intenta llegar a este de la forma más directa. No comprende que el niño aprende y disfruta precisamente de este proceso por lo que interviene sustituyendo al niño y haciendo las cosas por él. El adulto se convierte en el obstáculo más poderoso contra el desarrollo de su existencia y en este contexto aparecen las quejas de los niños que consideramos “caprichos”.

14. La sustitución de la personalidad
La forma de actuar del adulto es fundamental para no sugestionar al niño, debe actuar siempre con calma y obrando lentamente para que su actuación sea clara ya que la calma y los movimientos lentos y mesurados y la actitud reflexiva, son las características del niño normal.
Al niño le atraen más los actos adultos que las cosas (amor al ambiente). Esta posibilidad de moverse guiado por su propio ego y no por la atracción de las cosas, conduce a la concentración, una disciplina interior.

15. El movimiento
El desarrollo motor va unido al cognitivo.
“Incluso las ideas abstractas provienen de una maduración de los contactos con la realidad, y la realidad se apresa por medio del movimiento. Las ideas más abstractas como las de espacio o tiempo, pueden concebirse gracias al movimiento.”

16. La incomprensión
El adulto, al no conocer esta importancia se ha dedicado a impedir o limitar los movimientos de los niños.

17. Intelecto de amor
Todas las tareas de la vida, cuando están en armonía, llegan al amor, que llena de consciencia al niño. Este tiene una forma de mirar las cosas que a los adultos les parecen insignificantes. El niño absorbe amando, de manera activa, también ama al adulto y lo imita.
“Lo que dice el adulto queda esculpido en su mente como si un buril lo hubiera tallado sobre piedra (…) Por eso el adulto debería contar y medir todas las palabras pronunciadas delante del niño, porque tiene sed de aprender y es un acumulador de amor.”
El niño lo ama y lo desea próximo, incondicional como ningún otro, aunque el adulto quiera librarse de él para no renunciar a sus comodidades.

SEGUNDA PARTE
Esta segunda parte trata al principio las características básicas de la escuela Montessori para más adelante centrarse en las desviaciones y otras ideas psicoanalíticas.

18. La educación del niño
El niño que se encuentra en un ambiente adulto lleno de obstáculos, que es víctima de la sugestión, del que no buscan la causa profunda de sus “caprichos”, necesita un cambio en la educación, que lo libere y que permita conocerlo. ¿Cómo se consigue?
Preparando un ambiente adaptado al momento vital,  la manifestación psíquica natural llegará espontáneamente revelando el secreto del niño. También el adulto debe adaptarse a las necesidades del niño, para no ser un obstáculo. El respeto a la personalidad infantil es el tercer pilar del método.
(En este capítulo explica la historia de la casa de los niños)

19. La repetición del ejercicio
Los niños se concentraban con los materiales graduados científicamente, acompañados de movimientos rítmicos de las manos. Cuanto mejor se enseñaba, más estimulante parecía ser repetido incansablemente. Al acabar, eran personas reposadas, llenas de vida.

20. La libre elección
Los materiales eran colocados en armarios bajos para que estuviera al alcance de los niños y los eligieran según sus gustos. De esta manera se pudo observar a los niños, sus tendencias y necesidades.

21. Los juguetes
Aunque en la Casa de los niños había juguetes, no los elegían nunca espontáneamente porque son algo inferior a la vida del niño que sólo elige sino dispone de algo mejor.

22. Recompensas y castigos
Se anularon estas porque no les hacían caso, de hecho, despreciaban más las recompensas. En los niños había despertado la conciencia y la dignidad.

23. El silencio
Con el ejercicio del silencio aprendieron a moverse sin chocar con los obstáculos, a comer sin hacer ruido…

24. La dignidad
Los niños son extremadamente sensibles al desprecio que les hacen los adultos. Tienen dignidad y amor propio.

25. La disciplina
Los niños tenían una disciplina natural que nadie había provocado. El orden y la disciplina estaban tan unidos que engendraba libertad.

26. La primera enseñanza
La escritura y la lectura empezó con las letras de lija a los 4 – 5 años reuniendo letras semejantes,  después leían trozos de papel con órdenes, más adelante leían todos los impresos que encontraban hasta que llegaban a los libros.

27. Paralelos físicos
“Las causas psíquicas que exaltan el espíritu pueden influir sobre el metabolismo y, por consiguiente, sobre todas las funciones físicas.”

28. Consecuencias
Lo que se vio, no fue un método, fue el alma del niño:
Una educación que protege y cultiva los hechos naturales para favorecer su desarrollo. Los 3 puntos esenciales exteriores, son:
-El ambiente adecuado
-El maestro humilde espiritualmente para comprender al niño
-El material científico
El niño:
-Se centra en el trabajo a través de las manos, guiados por la inteligencia.
-Se entusiasma con ciertas enseñanzas que le abren a la justicia y la dignidad.
-Tiene orden y disciplina para sí mismo.
-Absorbe los medios para desarrollar su espíritu
Y rechaza las recompensas, las golosinas y los juguetes.
Es un método de educación elaborado lentamente sobre la experiencia.

29. Niños privilegiados
Este capítulo comienza con la dificultad de educar a los niños ricos en comparación a los pobres, ya que estos en principio no  se sienten atraídos por los materiales. Pero pese a las dificultades, aparecía un cambio notable, explosivo, que se denominaba “conversión”. La “conversión”  trata de un cambio rápido donde los exaltados se calman, los oprimidos reaccionan y todos avanzan juntos por la misma vía de trabajo y energía interior que se exterioriza. Es un retorno a las condiciones normales en las que las condiciones deformadas desaparecen.

30. La preparación espiritual del maestro
¿Cómo debe de ser un maestro?
Pues algo muy diferente a una persona que imparte conocimientos.
El punto básico es la forma de considerar al niño, junto a conocerse a sí mismo y sus defectos, preparándose interiormente con ayuda de la instrucción. Evitando la cólera y el orgullo.
“Es necesario que nos enseñen y que nos dejemos guiar. Hemos de ser educados, si queremos educar.”
“Esto no significa que deba aprobar todos los actos del niño, ni abstenerse de juzgarle o que no deba de hacer nada para desarrollar su inteligencia y sus sentimientos; muy al contrario, no ha de olvidar que su misión es educar, ser positivamente el maestro del niño.”

31. Las desviaciones
Retornar la normalidad va ligado a un hecho: la concentración del niño en una actividad motriz. Con esta normalización desaparecen caracteres como:
-Los defectos infantiles
-Sus cualidades: el desorden, la desobediencia, el capricho… Pero también la imaginación creadora, el placer por las historias maravillosas, el juego…
-Los caracteres típicos de la infancia: la imitación, la curiosidad, la inconstancia, la inestabilidad de la atención…
Esto significa que la naturaleza del niño que conocíamos no era más que una apariencia que cubre a la naturaleza primitiva y normal.

32. Las fugas
El juego es la única actividad en la que el adulto deja libre al niño y este cree que es el universo en que encuentra la felicidad. Pero el niño se cansa y los rompe. En el ambiente Montessori, al fijarse de repente en un trabajo, desaparece el fantasear y el desorden, transformándose en un niño sereno y sosegado, atraído por la realidad, saliendo del caos y obedeciendo a su inspiración interior.
El psicoanálisis reconoce el juego y la imaginación como una “fuga” para escaparse, refugiarse y sustraerse.

33. Las barreras
Los niños llenos de imaginación no son los que se aprovechan mejor de los estudios porque su inteligencia creadora no puede aplicarse a las cosas prácticas, no se halla en su posesión, no es dueño de su desarrollo. Al intentar corregirla mediante el trabajo forzado, se convierte en una agresión directa en la enseñanza que provoca un fenómeno de defensa.
En el psicoanálisis, si las barreras psíquicas se prolongan en el tiempo, puede aparecer la repugnancia hacia una disciplina, la escuela, la maestra, los compañeros… Hasta que siente miedo a la escuela y queda aislado.

34. Curaciones
Este capítulo trata el tema de la gravedad de las fugas y barreras desde el punto de vista del psicoanálisis.

35. El afecto
“El adulto ha penetrado en el interior del alma del niño, le ha impuesto su ayuda inútil, se ha sustituido a él, le ha sugestionado y le ha deformado sin apercibirse lo más mínimo.”

36. La posesión
En los niños pequeños existe un impulso para actuar por sí mismos. El niño siente una especie de hambre que le impulsa hacia el ambiente y a una actividad constante. Si su ambiente no le deja realizarse, si no encuentra motivos de actividad para su desarrollo, sólo deseará poseer cosas, y así comienza la competencia entre las cosas y la lucha destructora de las cosas.

37. El poder
Es otro carácter de desviación que se asocia a la posesión cuando en vez de enfocarse a la conquista de la personalidad humana, se reduce a apoderarse de las cosas.
En este capítulo hace una relación entre los caprichos infantiles, el intento de dominar al adulto y los cuentos de hadas, pero no es el adulto el que desvía al niño al ceder a sus caprichos, sino cuando se le impide vivir.

38. Complejo de inferioridad
El adulto inconscientemente manifiesta avaricia, tiranía y absolutismo hacia el niño, con una lenta y continua destrucción del ego infantil. Mediante los actos del adulto, el niño se siente un ser inferior que no sirve para nada, cuando no se le permite tocar los objetos, se le interrumpe en su trabajo…

39. El miedo
El miedo del niño se agrava con las ideas artificiosas que le inculca el adulto sobre tinieblas, entes vagos… aprovechándose de él. Cuando se coloca al niño en relación con la realidad, se aleja el estado perturbador del miedo.
“La normalización no consiste en desafiar el peligro, sino en desarrollar una prudencia que permita actuar ante los peligros, cociéndolos y dominándolos.”

40. Las mentiras
Para que desaparezca la mentira infantil, es necesario una reconstrucción: la claridad de ideas, el sentido de la realidad, la libertad de espíritu y el interés activo por las cosas elevadas.

41. Reflejos sobre la vida física
Los problemas relacionados con la alimentación (desarreglos nutritivos) tanto por exceso como por defecto, se solucionan en los niños que asisten a las escuelas Montessori. Del mismo modo se debería evitar o separar a los niños de las personas opresivas, represivas que lo obligan a comer o lo hacen al ritmo del adulto, fuera de sus leyes naturales.
Este capítulo, como los anteriores, se basa en ideas del psicoanálisis.

TERCERA PARTE

42. Conflicto entre el adulto y el niño
EL psicoanálisis ha estudiado el conflicto entre el niño y el adulto, buscando los orígenes de las enfermedades mentales, pero María Montessori va en la dirección opuesta partiendo del niño sano y observando los primeros signos de enfermedades que aparecerán en el adulto.

43. El instinto de trabajo
Para el niño, la aptitud para el trabajo es un instinto vital, sin trabajo no puede construir su personalidad. El instinto de trabajo es característico de nuestra especie. El trabajo infantil es intrínseco, en cambio el del adulto es extrínseco y por lo tanto, duro y repugnante. Pero si el adulto trabajo siguiendo su impulso interior, consigue progresar la civilización. Una prueba de ello es la unión entre la normalidad y el trabajo.

44. Características de los dos tipos de trabajo
El ritmo rápido del adulto es un obstáculo para el niño. Tampoco se tiene en cuenta la necesidad del niño de crear un ambiente para él. El trabajo del adulto es diferente al del niño, ya que sirve para llegar a un ambiente supernatural.
El niño en cambio, es un ser natural que vive junto al adulto pero que es apartado de su mundo artificial, es un ser extrasocial.
Pero el trabajo del niño también es importante: construye al hombre y lo hace con un verdadero trabajo activo, con el ejercicio continuo en el mismo ambiente que el adulto.
“Sin conocer este secreto, el adulto no puede comprender la labor del niño […] por eso le impide de trabajar, suponiendo que el reposo es la situación más adecuada para su buen crecimiento”

45. Los instintos – guía
Existen 2 tipos de instintos:
-Para la conservación del individuo.
-Para la conservación de la especie.
Los instintos guía van ligados a la misma existencia de la vida en su función cósmica y protegen la vida infantil (como el instinto de maternidad).
El adulto debe colaborar solamente en los instintos guía para la protección de la especie. En las especies superiores, los dos instintos (adulto y el nuevo ser) se desarrollan en colaboración armoniosa.
El problema es que a veces se interpreta el mundo sólo desde el punto de vista del adulto, donde domina la lucha, la victoria exterior, la producción… viéndose el niño como un ser distinto e inútil y por ello el adulto intenta atraerlo prematuramente a la forma de su propia vida.
“actúa como actuaría una mariposa que rompiera el capullo de su ninfa para invitarla a volar”

46. El niño maestro
Para conseguir un mundo normalizado y poder descubrir los instintos guías, debemos experimentar 2 campos: la educación y la organización social del hombre. Pero teniendo como referencia, como faro, al niño. Así, todo progreso externo aportará bienestar  y una civilización más perfecta y no destrucción.
“Porque el niño, que contiene el secreto de nuestra naturaleza, se convierte en nuestro maestro.”

47. La misión de los padres
Los padres no son los constructores del niño, pero sí sus protectores. Por eso deben luchar por establecer en el mundo los derechos del niño.

48. Los derechos del niño
En el siglo anterior que fue escrito el libro, nadie se había ocupado del niño. Los padres no tenían ninguna formación sobre higiene infantil, la medicina no se ocupaba de la infancia, habiendo una gran mortalidad infantil, llegándose a considerar de “matanza normal de los inocentes”. Los niños eran llevados a escuelas en las que se les hería físicamente debido a la postura forzada… y mentalmente. Las familias solo se interesaban en que los niños pasaran los exámenes lo más rápido posible ya que la escuela costaba dinero.
El profesor enseñaba a través del castigo y el objetivo de la educación era convertir al niño, siendo el adulto el ejemplo de perfección.
Para un cambio se debe despertar a la humanidad adormecida que no da importancia al niño. El adulto solo construye para sí mismo y se ha olvidado del niño. El adulto es el que debe proteger al niño.

Si os ha gustado este resumen, os animo a que leáis el libro. En este libro de Montessori se explican algunos de sus puntos clave como son los periodos sensitivos, la función del adulto, su forma de ver al niño, el cuidado del recién nacido, el sueño, el por qué del famoso “colchón en el suelo” en vez de la cuna, la alimentación, el andar, la importancia de la mano, de la repetición de los ejercicios, el juego, el miedo, la libertad de elección… Por lo tanto, lo considero un imprescindible.

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Laura Estremera Bayod