Caracoles

Un día de lluvia, uno de mis niños trajo a clase una cajita con caracoles que se había ido encontrando por el camino.
Observamos los caracoles, los tocamos, les pusimos comida… y surgió una pequeña provocación para colocar en un rincón de la clase.


Tenía guardada una bolsa con caparazones de caracoles (en el huerto aparecen muchos caparazones vacíos) esperando para ser utilizados en algún momento.
En una mesa colocamos los caracoles, los caparazones, folios, pinturas en tonos marrones, la piel de una manzana cortada también en forma de espiral (esto fue por casualidad) y unas hojas con trazos que sugerían la forma del caracol.


Esto es lo que les sugirió:



Los niños pudieron tocar diferentes texturas, mover los caparazones y escuchar el sonido al chocar unos contra otros, los cambiaron de recipientes, los colocaron sobre la espiral, incluso surgió algún dibujo de caracol.



Laura Estremera
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